¿Cómo se manifiestan en esta obra teatral la relación entre ideología y subjetividad, y la tensión entre sujeción y subversión?

La obra teatral Après moi, le déluege (2008) de Lluïsa Cunillé representa una crítica social en la cual a través de los dos personajes protagónicos; una mujer manca africana, apodada bajo el nombre de “la intérprete”, y un hombre blanco de negocios que lleva tiempo sustentándose económicamente en el centro de Sudáfrica, quién posee un domicilio en la Ciudad del Cabo.

En la trama ambientada en Kinshasa, la relación entre ideología y subjetividad se manifiesta a través de los diálogos entre estos dos personajes, los cuales representan visiones opuestas sobre la realidad que los rodea, reflejando así la diversidad de perspectivas ideológicas presentes en la sociedad.

El hombre de negocios, inmerso en el mundo del comercio de recursos naturales y beneficiándose de la explotación de los mismos, encarna una ideología que prioriza el éxito individual y el lucro económico sobre cualquier consideración ética o social. Su subjetividad está moldeada por esta ideología capitalista, que le lleva a justificar y perpetuar las desigualdades y la explotación de los recursos del país.

Por otro lado, la mujer traductora actúa como un contrapunto a esta visión. A través de su papel como intermediaria, ella representa una voz de conciencia que cuestiona las acciones del hombre y denuncia la miseria y la injusticia que rodea su entorno. Su subjetividad está influenciada por una ideología más humanista y solidaria, que busca la justicia y la equidad social. Incluso debido a ello ella reconoce y recomienda al hombre que se vaya, que allí “no hay ningún futuro. Es un país de ladrones, y los de fuera son peores, además de ladrones son asesinos.” (p.230) Con ese dialogo también vemos como su visión de los otros de los que aborda s¡ Said también la contemplan incluso los propios Orientales que para nosotros simbolizan un solo grupo, ellos también tienen sus Otros.

La tensión entre sujeción y subversión se evidencia en el conflicto entre estos dos personajes. Mientras el hombre de negocios representa la sujeción a la ideología dominante y al sistema económico imperante, la mujer traductora encarna la subversión de estas estructuras de poder al cuestionarlas y confrontarlas. Por ejemplo, podemos ver esa confrontación cuando ella le cuestiona el qué el hombre tenga miedo a la muerte. De esta manera, su interacción en la obra teatral refleja el constante choque entre aquellos que aceptan y perpetúan las normas establecidas y aquellos que buscan desafiarlas y cambiarlas.

En resumen, esta obra teatral explora de manera provocativa la relación entre ideología y subjetividad, así como la tensión entre sujeción y subversión, a través de los diálogos y conflictos entre sus protagonistas. En un contexto marcado por la corrupción política y la explotación económica, los personajes representan distintas visiones del mundo y del papel del individuo en la sociedad, ofreciendo al espectador una reflexión profunda sobre las complejidades de la realidad africana y global.

Said, alineado en la idea con otros autores como  expresa la manera en que Occidente ha construido una representación simplista organizada que divide al mundo en una dicotomía simple basada en la concepción de la diferencia. Esta imagen manipuladora del «Oriente» es fundamental porque desentraña las complejas redes de poder y control que subyacen en las relaciones internacionales y culturales.

La obra de Said proporciona un marco teórico relevante para analizar la dinámica ideológica y la construcción de representaciones en la obra teatral ambientada en Kinshasa. Al igual que en la obra de teatro, donde se enfrentan visiones opuestas sobre la realidad africana, Said destaca cómo Occidente ha construido una representación simplista del «Oriente» que perpetúa la dicotomía entre Occidente y el resto del mundo.

La idea de Said, compartida por otros autores como Stuart Hall, de que la cultura europea ha ejercido dominio sobre los «Otros» no solo políticamente, sino también en ámbitos como la sociología, la ciencia y la imaginación, encuentra resonancia en la forma en que el hombre de negocios en la obra teatral representa esta hegemonía. Él encarna la mentalidad occidental de explotación de recursos naturales y beneficio propio, reflejando la manipulación y dirección de «Oriente» desde múltiples perspectivas. En sus palabras: «“la cultura europea ha sido capaz de manipular e incluso dirigir Oriente desde un punto de vista político, sociológico, militar, ideológico, científico e imaginario a partir del período posterior a la Ilustración.” (Said, 1990, P.21).

Al subrayar cómo estas representaciones son utilizadas para justificar la explotación y la dominación, Said nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad ética y la necesidad de una comprensión más equitativa y pluralista del mundo. De manera similar, la interacción entre los protagonistas en la obra teatral invita al espectador a cuestionar las narrativas hegemónicas y a considerar las consecuencias éticas de sus acciones y percepciones.

En conjunto, la obra de Said y la obra teatral exploran las complejas redes de poder y control que subyacen en las relaciones internacionales y culturales, desafiando las representaciones simplistas y unilaterales del mundo y abogando por una visión más inclusiva y justa de la realidad global.

 

Cunillé, L. (13 de diciembre de 2007). Après moi, le déluge. (V. Peña, & A. Benito, Intérpretes) Teatro Lliure, Barcelona.

Said, E. W. (2003). Introducción. En E. W. Said, Orientalismo (págs. 19-54). Barcelona: Debolsillo.

 

Deja una respuesta